miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿Cómo vivimos, pues, bajo el sistema actual? (William Morris, II)

William Morris con los miembros de la Liga Socialista de Hammersmith. (Morris es el quinto de la segunda fila, empezando por la derecha). 


Bueno, como he visto que os gustaba el texto de Morris que he colocado en la entrada anterior, aquí viene otro fragmento. El título es una pregunta que Morris plantea en
Cómo vivimos y cómo podríamos vivir. Como veréis, salvo las referencias a la máquina de vapor, el resto de lo que dice resulta bastante actual.
Hay momentos en los que no hay nada como leer a los clásicos...

“Mientras tanto, pasemos de esa competencia entre las naciones a la competencia entre los ‘organizadores del trabajo’: grandes firmas, sociedades anónimas capitalistas en suma, y veamos cómo la competencia ‘estimula la producción’ entre ellos: porque está claro que la estimula, pero, ¿qué clase de producción? Bien, la producción de algo que puede ser vendido con beneficio o, mejor, la producción de beneficios. Y observar cómo es estimulada por al guerra comercial: cierto mercado solicita ciertos productos: hay, por ejemplo, un centenar de industriales que fabrican esa clase de productos y cada uno de ellos querría, si pudiese, tener ese mercad para él solo y lucha desesperadamente para conseguir lo máximo posible, con el resultado evidente de que las cosas se salen de madre, el mercado queda saturado y toda esa fiebre de producción viene a sofocarse en rescoldos fríos.

¿No se asemeja esto a una guerra? ¿Es que no veis el desperdicio que implica? ¿Desperdicio de trabajo, de pericia, de destreza, de vida misma en suma? Quizá replicaseis: sí, pero abarata los productos. Y en cierto sentido es verdad, pero sólo en apariencia, puesto que los salarios de un trabajador corriente tienden a hundirse en la misma proporción que los precios. ¡Y a qué precio logramos esa apariencia de baratura! Hablando llanamente, al precio de estafar al consumidor y matar de hambre al verdadero productor en beneficio del tahúr, que utiliza tanto al consumidor como al productor como si fueran sus vacas lecheras. No necesito insistir en el asunto de la adulteración, pues cada uno sabe el papel que desempeña en esa clase de comercio; pero recordad que es un factor absolutamente necesario para la obtención de beneficios a partir de los productos, que es al ocupación de los denominados industriales, y deben comprender esto: que, tomado así, a bulto, el consumidor se halla totalmente indefenso frente al tahúr: los productos le son encajados por su baratura y, junto con ellos, un cierto estilo de vida que esta baratura enérgica y agresiva determina. Y tan largo alcance tiene esta maldición de la guerra comercial que ningún país está libre de azote. Tradiciones de milenios se derrumban ante ella en menos de un mes; invade un país débil o semisalvaje y todo cuanto allí existe que se idílico, placentero o artístico es pisoteado y hundido en un lodazal de sordidez y fealdad; el artesano javanés o hindú no puede ya ejercer su oficio tranquilamente, trabaja unas pocas horas al día y creando un laberinto de éxotica belleza en una tela: en Manchester se ha instalado una máquina de vapor y esta victoria sobre la naturaleza y sobre mil tercas dificultades es utilizada para el mezquino trabajo de producir una serie de estuco, de mala porcelana, con lo que el obrero asiático, si no muere de hambre, como tan a menudo sucede, se ve arrojado a una fábrica para rebajar aún más el salario de su hermano, el obrero de Manchester, y nada de su antigua personalidad se mantiene, a no ser posiblemente una acumulación de aborrecimiento y miedo hacia su mayor mal, su amo inglés. El isleño de los mares del Sur tiene que abandonar la talla de sus canoas, su dulce descanso y sus graciosas danzas para convertirse en el esclavo de un esclavo: pantalones, lana barata, misioneros y enfermedades mortales. Tiene que tragarse toda esa civilización en bloque y ni él ni nosotros podemos ayudarle hasta que el orden social haya reemplazado a la monstruosa tiranía de la especulación que lo ha arruinado.” 

(Cómo vivimos y cómo podríamos vivir,  fue una conferencia que Morris impartió en 1884 ante la Asociación de la Federación Democrática de Hammersmith. La publicó en 1887). 

De paso, os dejo un enlace en el que podréis encontrar una biografía de Morris y sus textos (lamentablemente, sólo están en inglés): http://www.marxists.org/archive/morris/works/chrono.htm

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Paradojas de la vida: Al fundador del movimento Arts&Crafts tenemos que buscarlo hoy en un portal que se define como la librería más completa sobre marxismo...
En esto del diseño, tarde o temprano nos damos de "morris" con la verdadera naturaleza de lo que hacemos. No somos más que un apéndice del capitalismo salvaje. Una profesión que nace de la necesidad de vender stock, de generar beneficio, y de acumular poder...

Anónimo dijo...

Raquel! gracias por los nuevos posts! empezaba a sentirme ávido de culturilla designer! Un abrazo! y feliz año nuevo!

PD: te aconsejaría que cambiaras los enlaces que contienen tus artículos, por otros que se abrieran en nuevas ventanas...

Raquel Pelta dijo...

Hola Kulu,
bueno es que la visión de la sociedad que tenía Morris coincidía con la de Karl Marx en muchos aspectos.
Y como ha dicho Anna Calvera, Morris realizó una relectura de Ruskin a la luz de Marx.
No hay que olvidar tampoco que Morris foró parte de la Socialist League que era un grupúsculo izquierdista. Así que no es extraño encontrar sus textos en un portal marxista.
Por otra parte, el diseño es parte de la economía pero no creo que nazca de la necesidad de vender stock, etc... Eso es sólo una parte del diseño. El diseño nace también de una necesidad de comunicar -con la imprenta, por ejemplo- o de mejorar los objetos de uso cotidiano.
Efectivamente, hay un diseño que forma parte del capitalismo salvaje, como tú dices pero también otro que tiene una vertiente social.
Saludos.

Raquel Pelta dijo...

Hola sindiploma,
Blogger no permite hacer muchas cosas y me temo que lo de las ventanas que sugieres no será posible porque supongo que para eso hay que programar y yo no sé programación, ni tengo tiempo para aprender a hacerlo, ya que tengo siempre muchísimo trabajo y bastante con tratar de mantener el blog.
Cada entrada que pongo me lleva un mínimo de tres horas, así que fíjate.
Gracias, de todos modos, por las recomendaciones y por seguir el blog.
Saludos.