sábado, 25 de julio de 2009

Onedotzero Adventures in motion


Onedotzero, el festival digital que se organiza anualmente desde 1996, se celebrará el próximo mes de septiembre, entre los días 9 y 13, en Londres.

Esta nueva convocatoria se centrará en el “post-digitalismo” pues, en esta ocasión, se pretende examinar la superposición (y el conflicto) que existe actualmente entre el diseño realizado a mano y el digital.

Para Shane Walter, director creativo de Onedotzero, se está retornando a lo manual dentro del diseño digital pero, al mismo tiempo, existe una mutua influencia entre ambas maneras de trabajar y una simbiosis. En ese sentido, habla de “convergencia” y de cómo, al abordar un proyecto, concurren diversas plataformas.

El festival contará con más de 200 películas, así como con exposiciones e instalaciones. La agencia Wieden & Kennedy está trabajando con el ilustrador Karsten Schmidt para crear una identidad mediante sistemas de “realidad aumentada”, que permitirá actualizaciones a tiempo real.

Para más información sobre el Festival y su programación puede consultarse: http://www.onedotzero.com/event.php?id=31216

Heinz Edelmann, algunas palabras

Christoph Niemann, que fue alumno de Edelmann, tiene publicada una entrevista que le hizo hace algún tiempo. Aquí tenéis algunas frases que he entresacado de ella:

“En 1958 el diseño gráfico no era todavía respetable sino un pequeño oficio perfectamente honesto y modesto, abierto a cualquier pintor fallido, cirujano cerebral inepto o barbero fracasado. Ahora puede ser un poco menos honesto, pero mucho más respetable y, ciertamente, un ejercicio mucho más intelectual, comprometido constantemente en definirse a sí mismo”.

“El diseño es más complejo que el arte. Hay buen-buen diseño, mal-buen diseño, buen-mal diseño, y mal-mal diseño. El arte sólo es arte.”

Para leer el resto de la entrevista:

http://findarticles.com/p/articles/mi_qa3992/is_200207/ai_n9110431/pg_3/?tag=content;col1

Adiós a Heinz Edelmann, director de arte de “Yellow Submarine”

Retrato de Edelmann en 1968, año de la película "Yellow Submarine".

Ilustración.
Curro, mascota de la Expo 92 de Sevilla.

Ilustración para la cubierta de El Señor de los Anillos, 1971.

Cartel de cine, 1964.



Fotogramas de la película "Yellow Submarine".


El pasado 21 de julio falleció en Stuttgart (Alemania) el diseñador e ilustrador Heinz Edelmann.

Reconocido por su trabajo como director de arte de la película de los Beatles “Yellow Submarine”, Edelmann nació en 1934, en la antigua Checoslovaquia y estudió en la Academia de Bellas Artes de Dusseldorf, una de las instituciones más progresistas de la Alemania de postguerra.

Acabados sus estudios, hacia 1958 comenzó a trabajar como diseñador freelance, ilustrador, animador y profesor en Alemania, Gran Bretaña y Holanda. Siempre en solitario –“Fui mi propio director de arte, ilustrador, diseñador, maquetador y también barrí el suelo e hice el café”- realizó carteles para la Westdeutscher Rundfunk (WDR) (Radiodifusión de Alemania Oeste), publicidad para la agencia Putz, cubiertas de libros para la editorial Klett-Cotta de Stuttgart, así como un buen número de ilustraciones para publicaciones, entre las que hay que citar el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung y la mítica revista Twen, dirigida por Willy Fleckhaus. A él se deben, asimismo, las imágenes de la primera edición alemana de El Señor de los Anillos de Tolkien y Curro, la mascota de la Expo de Sevilla 92.

Desde un punto de vista mediático, esta notable trayectoria profesional se ha encontrado en un segundo plano, en la medida en lo que más se conoce de Edelmann es “Yellow Submarine”, película considerada la quintaesencia de la imaginería psicodélica, dentro de una estética compartida en la década de 1960 con otros grandes diseñadores e ilustradores como Seymour Chwast y Milton Glaser. Precisamente, este último ha afirmado que: “Se hizo famoso gracias a su trabajo en ‘Yellow Submarine’ pero esa celebridad realmente oscureció su verdadero talento e imaginación”.

Para Glaser, además, fue “uno de los diseñadores más brillantes que produjo Europa en el último siglo. Fue un profesional prodigioso y diestro en todos los aspectos del diseño, la tipografía y la ilustración”.

En opinión de Chwast, su trabajo fue “el más fresco y el más libre de cuantos ilustradores he conocido”.

El diseñador alemán Christoph Niemann ha comentado que fue un verdadero intelectual y que “más allá de ser un diseñador único, era un verdadero diccionario ambulante de historia del arte, literatura, filosofía”.

Profesor, hasta 1999, de la Academia de Bellas Artes de Stuttgart, hace algunos años publicó la novela gráfica The Incredible!

Con motivo de su fallecimiento, Steven Heller acaba de escribir un artículo en el New York Times: http://www.nytimes.com/2009/07/23/arts/design/23edelmann.html?ref=obituaries

Por otra parte, quienes quieran conocer el proceso de creación del famoso film, pueden consultar el libro Inside the Yellow Submarine: The Making of the Beatles Animated Classic . Contiene ilustraciones del propio Edelmann. Hay también un interesante texto sobre la película, publicado por Martyn Bamber (2003) que podéis leer en http://archive.sensesofcinema.com/contents/cteq/03/26/yellow_submarine.html

Además, podéis encontrar algunos de sus carteles: http://www.graphisme-echirolles.com/francais/depuis1990/archives/memoire/1994/MG94GEDEL1.html

sábado, 18 de julio de 2009

Laura Yepes. The Sound Factory




Ejemplos de tres carteles de los carteles realizados para la campaña de promoción.



Serie de postales promocionales (anverso).

Postal promocional (reverso).
Dos de los adhesivos propuestos como elementos promocionales.

Página web. Home.

Vivir de la música no es fácil como tampoco lo es encontrar las infrastructuras apropiadas para ensayar si uno no es una mega estrella. Laura Yepes lo sabe. Apasionada de la música contemporánea, su proyecto final de estudios surgió del contacto con diversos profesionales y amigos que se mueven en los entornos musicales. Hablando con ellos se dio cuenta de que las dificultades por las que atraviesan son muchas. Como dice en la memoria de su proyecto, no hay locales de ensayo en buenas condiciones, se prohíbe tocar en la calle, las salas de conciertos no facilitan demasiado las cosas pues la mayoría de las veces los músicos no cobran o se quedan tan sólo con una parte del precio de la entrada, se paga en “negro”, la promoción corre a cargo del propio músico y, resumiendo, existe un vacío legal.

Ante semejante panorama, y dentro del marco temático “Diseñar para cambiar”, Laura propuso la creación de un “Centro de cultura musical”, “un espacio donde los músicos pueden disfrutar de unos servicios para promocionarse”.

Después de una fase de análisis y de documentación sobre diversos centros culturales alternativos existentes en otros lugares del mundo, y teniendo en cuenta que se trata de un proyecto de diseño y no de gestión, Laura “inventó” cómo habría de ser y funcionar dicho espacio, lo instaló en Barcelona, creó su identidad y realizó una campaña de promoción del mismo compuesta por una serie de materiales gráficos cuya finalidad era generar curiosidad en los ciudadanos y darlo a conocer.

Abierto, pues, a todo el mundo, el público objetivo principal, sin embargo, eran músicos emergentes, es decir, “aquellos que se dedican al mundo musical y carecen de recursos básicos para poder promocionarse”.

Concebido como un lugar abierto a todos los estilos musicales, The Sound Factory refleja muy bien que: “hoy en día, asignar una tipología musical a un grupo en concreto, resulta muy difícil, es decir, la música se encuentra en un momento de fusión y experimentación”, en palabras de Laura.

Es a partir de esta idea, de dónde salen los conceptos para la realización de la gráfica.

Para el logotipo, Laura escoge una Helvetica Bold puesto que se trata de transmitir una imagen lo más neutra posible, con una buena legibilidad.

Como elementos promocionales se inclinó por los carteles, flyers y adhesivos, apoyados en una página web.

El punto de partida para diseñar los mismos fue asignar un color a cada estilo musical. Para ello llevó a cabo, previamente, una encuesta entre un público diverso de la que salieron los siguientes resultados:

- Cantautor: verde.

- Rock: rojo.

- Verde oscuro: jazz

- Naranja: rumba

- Azul cyan: electrónica.

- Negro: punk

- Amarillo: soul.

Una vez determinado el color para cada estilo, lo aplicó a una trama creada con elementos geométricos, en la que jugó con superposiciones. Cada trama se concibió con el criterio de representar cada estilo de música pero también con la intención de contribuir a neutralizarlo –siempre en relación con los otros estilos- pues de lo que se trataba era de transmitir la imagen de un espacio que admite todo tipo de músicas.

Tras numerosas pruebas, en las que debía conseguirse una imagen reconocible sin perder la idea de trama, creó una serie de carteles acompañados de los mencionados flyers y adhesivos.

Los flyers, en formato postal, están directamente relacionados con el cartel, gracias a la combinación de las tramas. En el reverso, contienen un mapa de localización y la dirección de la web.

Con el adhesivo se complementa el flyer e imitando a la publicidad de guerrilla, se coloca por toda la ciudad “para crear intriga”, una intriga que puede aclararse entrando en la página web indicada en la pegatina.

Dicha web es un elemento central del proyecto puesto que con ella se pretende “promocionar el centro y crear un punto de conexión entre éste y el músico”, dice la diseñadora.

Con un diseño sencillo pero sin perder la trama como elemento de base, la web contiene toda la información necesaria para conocer los servicios ofrecidos, la programación de eventos del centro, una “musicoteca” para que los músicos puedan promocionarse y una zona de usuarios.

Si alguien se anima a poner en marcha esta idea, en Laura tiene a la diseñadora más adecuada. Seguro, porque entusiasmo no le falta.

Graffitis de Mayo del 68



Más bien la VIDA


Bajo los adoquines, la playa


Corre rápido, camarada, el viejo Mundo está detrás de ti.

Estoy leyendo un libro que os recomiendo: La estética de las barricadas. Mayo del 68 y la creación artística. Su autora es Patricia Badenes Salazar y está editado por la Universitat Jaume I. No lo prometo –porque me escasea el tiempo libre- pero más adelante trataré de hacer una reseña.

Lo cierto es que buscando en Internet la fotografía de una pintada que aparece en él, me he encontrado con una página web francesa que recoge graffitis de Mayo del 68. La dirección es http://inventin.lautre.net/graffiti.html

Allí podréis encontrar algunas de las imágenes que incluyo en esta entrada y frases como las siguientes:

No queremos un mundo donde la certeza de no morir de hambre se intercambia por el riesgo de morir de aburrimiento.

El derecho de vivir no se mendiga, se toma.

En una sociedad que ha abolido toda aventura, la única aventura que queda es la de abolir la sociedad.

En todo caso, ¡nada de remordimientos!

Vive en el presente.

En fin, ¡qué tiempos aquellos! Nostálgicos de la utopía, no dejéis de echarle un vistazo a la web mencionada. Además de los graffitis, hay videos e interesantes textos de Debord, Sanguinetti, Dauvé, Voyer y otros, en formato PDF.

De paso, os recuerdo que aquel Mayo del 68 nació de una crisis.

Tema de proyecto final de estudios 2008-2009

Cada año, en la Escuela Elisava de Barcelona, los profesores del Proyecto Final de Estudios del área de diseño gráfico, proponemos un tema que ha de servir de marco para el trabajo de los alumnos.
Cada proyecto consta de dos fases. Una primera de investigación "para" el diseño y una segunda de realización del diseño. Ambas fases son imprescindibles e inseparables pues una refuerza a la otra. Así es, al menos, como lo entendemos Oriol Nicolàs, Rober Pallàs y yo. Para mi, por tanto, es una oportunidad magnífica para poner en práctica aquello que decía Kurt Lewin: "No hay nada más práctico que una buena teoría".
Nuestros alumnos han de realizar una memoria de investigación y una de proyecto que acompañan al desarrollo de todos los diseños.
Como ya he comentado, se parte de un tema que sirve de marco general y, a partir de ahí, el estudiante elige aquellos aspectos que le interesan más. Investiga en ellos con el objetivo de detectar una necesidad o un problema y desarrolla su proyecto de diseño que ha de responder a unos objetivos claros.
Nuestros alumnos tienen libertad para plantear sus proyectos, aunque eso sí, se les pide que estos estén bien fundamentados y sean viables.
El título de nuestra propuesta para el curso académico 2008-2009 fue "Diseñar para cambiar". La idea surgió a partir de la siguiente frase:
“Algo que sabemos muy bien sobre el presente es que el mundo está cambiando rápida y profundamente. Lo único cierto que conocemos sobre el futuro es que el cambio actual debe cambiar de dirección. Debe encontrar el camino a la sostenibilidad”.
Con este texto se iniciaba la convocatoria del Congreso “Changing the Change. Design Visions Proposals and Tools”. Celebrado en julio de 2008 en Turín, tenía como propósito hacer una contribución significativa para encontrar ese camino trazando un estado de la cuestión en términos de investigación sobre las visiones, propuestas y herramientas con las que el diseño puede tomar parte de una manera activa y positiva en un proceso de aprendizaje social amplio.
Quizá las aportaciones más interesantes de “Changing the Change” han sido la elaboración de una declaración de principios y la puesta en común de una serie de temas que surgieron durante las discusiones mantenidas por los asistentes.
Entre esos principios, se encuentran que la sostenibilidad debe ser la meta de cualquier posible actividad de investigación de diseño. Se entiende por sostenibilidad un cambio sistemático que ha de promoverse a escala local y global, que se consigue a través de un proceso de aprendizaje social más amplio, reorientando las transformaciones actuales insostenibles hacia una sociedad del conocimiento sostenible.
Asimismo, “Changing the Change” planteaba una serie de cuestiones, entre otras: ¿cómo producir cambios radicales en la vida cotidiana, orientándolos hacia estilos de vida sostenibles? ¿Cómo promover cualidades sostenibles, compartiendo el conocimiento a través de distancias geográficas, diferencias culturales y barreras disciplinarias? ¿Cómo promover modelos de producción y de consumo basados en un uso sostenible de los recursos sociales y físicos locales? ¿Cómo la artesanía, las producciones tradicionales y las tecnologías avanzadas pueden fusionarse y colaborar en la perspectiva de una economía de conocimiento sostenible? ¿Cómo los diseñadores pueden convertirse en agentes de sostenibilidad en una sociedad en la que cada vez más gente toma decisiones de diseño? ¿Cuáles son las herramientas conceptuales y prácticas en un mundo interconectado donde están emergiendo narrativas diferentes (por ejemplo, no occidentales)?
Muchas son las preguntas pero en el fondo de todas ellas subyace la conciencia de que vivimos en una sociedad dual, donde conviven la oportunidad con la miseria, el lujo con el bajo coste y la riqueza con la pobreza.
En ese sentido, hay que señalar que no son pocos los profesionales del diseño que han puesto en cuestión la idea de bienestar de los países industrializados: “Hoy sabemos que esta hipótesis, eso es, la relación directa entre bienestar y consumo, no siempre es verdadera. Sobre todo sabemos que la promesa de bienestar que se propone no es sostenible. No puede, en otras palabras, ser extendida por igual a todos los habitantes del planeta”, ha señalado Ezio Manzini.
Todas estas reflexiones también han llevado a poner en duda nuestros modos de consumir y a llamar la atención sobre la necesidad de que aparezcan nuevos modelos de desarrollo y nuevas ideas de bienestar, partiendo de la base de que éstas son producto de una construcción social y que se forman con el tiempo en relación con una serie de factores. Prácticamente hasta ahora, nuestro concepto de bienestar se ha basado en el producto, y eso ha originado un modelo que resulta absolutamente insostenible.
Como alternativa, lo que algunos sugieren es que debemos vivir mejor consumiendo menos. Y es ahí dónde el diseño se enfrenta a una situación difícil porque ¿cómo convencer a la gente de que puede vivir mejor consumiendo menos y regenerando la calidad de su hábitat?
Hay quienes proponen, como Manzini, que comencemos a mirar hacia las cualidades inmateriales de la cultura y al propio contexto de la vida cotidiana para encontrar otra idea de bienestar.
¿Cuál podría ser, entonces, el papel de los diseñadores? Sin duda se enfrentan a una tarea difícil: contribuir a un cambio en nuestros modelos de vida que sirva para mejorar el medio ambiente y, al mismo tiempo, para paliar el desfase que hoy en día existe entre las aspiraciones y expectativas vitales y los medios para satisfacerlas. ¿Y, quizá también, para calmar la impaciencia del capital y la competencia que nos están empujando a una era de ansiedad?
Pero, para conseguirlo, en primer lugar es necesario poner en marcha una serie de estrategias como, por ejemplo, cambiar el punto de vista de las personas y desplazar el centro del interés de las cosas hacia lo que se puede hacer con ellas.
Sostenibilidad, nuevos modelos de bienestar y cambio social, fueron algunos de los conceptos que propusimos para el Proyecto Final de Estudios del curso 2008-2009. Eran, desde luego, temas complejos pero, desde mi punto de vista y el de mis compañeros, muy estimulantes.



Otra vez de vuelta

Increíble pero cierto. Retomo este blog, después de un larguísimo paréntesis provocado, como siempre, por el exceso de trabajo.
Durante estos días iré colocando entradas sobre los proyectos finales que, durante el curso académico 2008-2009, han llevado a cabo mis estudiantes de la Escuela Elisava de Barcelona.
Como siempre, los tutores hemos sido Oriol Nicolàs, Rober Pallàs y yo misma.
Hola de nuevo a todos.