sábado, 18 de julio de 2009

Laura Yepes. The Sound Factory




Ejemplos de tres carteles de los carteles realizados para la campaña de promoción.



Serie de postales promocionales (anverso).

Postal promocional (reverso).
Dos de los adhesivos propuestos como elementos promocionales.

Página web. Home.

Vivir de la música no es fácil como tampoco lo es encontrar las infrastructuras apropiadas para ensayar si uno no es una mega estrella. Laura Yepes lo sabe. Apasionada de la música contemporánea, su proyecto final de estudios surgió del contacto con diversos profesionales y amigos que se mueven en los entornos musicales. Hablando con ellos se dio cuenta de que las dificultades por las que atraviesan son muchas. Como dice en la memoria de su proyecto, no hay locales de ensayo en buenas condiciones, se prohíbe tocar en la calle, las salas de conciertos no facilitan demasiado las cosas pues la mayoría de las veces los músicos no cobran o se quedan tan sólo con una parte del precio de la entrada, se paga en “negro”, la promoción corre a cargo del propio músico y, resumiendo, existe un vacío legal.

Ante semejante panorama, y dentro del marco temático “Diseñar para cambiar”, Laura propuso la creación de un “Centro de cultura musical”, “un espacio donde los músicos pueden disfrutar de unos servicios para promocionarse”.

Después de una fase de análisis y de documentación sobre diversos centros culturales alternativos existentes en otros lugares del mundo, y teniendo en cuenta que se trata de un proyecto de diseño y no de gestión, Laura “inventó” cómo habría de ser y funcionar dicho espacio, lo instaló en Barcelona, creó su identidad y realizó una campaña de promoción del mismo compuesta por una serie de materiales gráficos cuya finalidad era generar curiosidad en los ciudadanos y darlo a conocer.

Abierto, pues, a todo el mundo, el público objetivo principal, sin embargo, eran músicos emergentes, es decir, “aquellos que se dedican al mundo musical y carecen de recursos básicos para poder promocionarse”.

Concebido como un lugar abierto a todos los estilos musicales, The Sound Factory refleja muy bien que: “hoy en día, asignar una tipología musical a un grupo en concreto, resulta muy difícil, es decir, la música se encuentra en un momento de fusión y experimentación”, en palabras de Laura.

Es a partir de esta idea, de dónde salen los conceptos para la realización de la gráfica.

Para el logotipo, Laura escoge una Helvetica Bold puesto que se trata de transmitir una imagen lo más neutra posible, con una buena legibilidad.

Como elementos promocionales se inclinó por los carteles, flyers y adhesivos, apoyados en una página web.

El punto de partida para diseñar los mismos fue asignar un color a cada estilo musical. Para ello llevó a cabo, previamente, una encuesta entre un público diverso de la que salieron los siguientes resultados:

- Cantautor: verde.

- Rock: rojo.

- Verde oscuro: jazz

- Naranja: rumba

- Azul cyan: electrónica.

- Negro: punk

- Amarillo: soul.

Una vez determinado el color para cada estilo, lo aplicó a una trama creada con elementos geométricos, en la que jugó con superposiciones. Cada trama se concibió con el criterio de representar cada estilo de música pero también con la intención de contribuir a neutralizarlo –siempre en relación con los otros estilos- pues de lo que se trataba era de transmitir la imagen de un espacio que admite todo tipo de músicas.

Tras numerosas pruebas, en las que debía conseguirse una imagen reconocible sin perder la idea de trama, creó una serie de carteles acompañados de los mencionados flyers y adhesivos.

Los flyers, en formato postal, están directamente relacionados con el cartel, gracias a la combinación de las tramas. En el reverso, contienen un mapa de localización y la dirección de la web.

Con el adhesivo se complementa el flyer e imitando a la publicidad de guerrilla, se coloca por toda la ciudad “para crear intriga”, una intriga que puede aclararse entrando en la página web indicada en la pegatina.

Dicha web es un elemento central del proyecto puesto que con ella se pretende “promocionar el centro y crear un punto de conexión entre éste y el músico”, dice la diseñadora.

Con un diseño sencillo pero sin perder la trama como elemento de base, la web contiene toda la información necesaria para conocer los servicios ofrecidos, la programación de eventos del centro, una “musicoteca” para que los músicos puedan promocionarse y una zona de usuarios.

Si alguien se anima a poner en marcha esta idea, en Laura tiene a la diseñadora más adecuada. Seguro, porque entusiasmo no le falta.

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